Si algo nos ha demostrado este último año, es que debemos estar preparados para cualquier situación inesperada. Planificar a tiempo y actuar oportunamente, le proveerán la tranquilidad de que sus activos y familia, están protegidos ante diferentes escenarios adversos.

Dialogamos con nuestro personal licenciado de Popular Risk Services acerca de las preocupaciones financieras más comunes y cómo puede prepararse para enfrentarlas.

Preocupación #1: Cómo proteger a mi familia si algo me pasa

La mayoría de las personas reconocen la importancia de asegurar su residencia principal y vacacional, sus vehículos o su operación empresarial. “Sin embargo, pocos consideran que el activo más grande que tienen es su propia capacidad de generar ingresos”, planteó el licenciado Javier Rodríguez Torres, gerente de la práctica de Vida y Beneficios a empleados de Popular Risk Services.

Como todo activo, la capacidad de generar ingresos está expuesta a riesgos. Uno de ellos es la muerte. Por ejemplo, un adulto en los inicios de una carrera laboral prometedora que falleció inesperadamente se traduce en una familia que perdió lo que sería su principal fuente de ingresos por los próximos 20 a 40 años. También, podría implicar un comercio que ve interrumpida su operación por el deceso del patrono o uno de sus principales directivos.

Para remediar lo anterior, Rodríguez Torres recomendó preparar un plan tan pronto comience a generar ingresos. Este debe incluir tanto el orden de sucesión para la empresa –por ejemplo, quién continuará al mando o si debe venderse la participación en ella– como el orden de sucesión para los activos personales –idealmente, mediante un testamento.

En Puerto Rico, la ley dispone que una porción de la herencia debe dejársele al cónyuge y a los hijos (distinto a otras jurisdicciones, donde puede dejársele a cualquier persona). Para algunos, ese factor puede ser limitante, sobre todo cuando no hay suficiente capital acumulado. Por eso la importancia de los seguros de vida.

“Los seguros de vida son un instrumento de planificación poderoso porque permiten nombrar a cualquier beneficiario y la cuantía que se reciba será libre de contribuciones. Por ejemplo, si quiero proteger al cónyuge, el seguro de vida es la herramienta idónea”, explicó Rodríguez Torres.

Existen distintas pólizas que pueden escogerse según la edad y el capital del asegurado. Así, una póliza inicial puede ser a término –es decir, por 10 o 15 años– con una prima baja pero con un beneficio alto. Estas son útiles cuando el asegurado está comenzando a acumular capital y tiene otras prioridades financieras.

Eventualmente, dijo Rodríguez Torres, puede hacerse la transición a una póliza permanente –es decir, por el resto de la vida– que usualmente tienen como atractivo el componente de acumulación (intereses). Dependiendo de los términos pactados, estos podrían retirarse para utilizarse, a su vez, en una planificación de cara al retiro.

Preocupación #2: Cómo no ser una carga para mi familia

Una cosa es proteger su capacidad de generar ingresos durante su etapa productiva. Otra muy distinta es mantener la liquidez mientras disfruta del retiro.

“Aquí la pregunta es cómo proteger los activos que he acumulado en caso de que me incapacite y necesite cuidado durante el retiro, expuso Rodríguez Torres. La respuesta es una estrategia de cuidado a largo plazo, cuya planificación, por lo general, inicia a partir de los 50 años.

“Todos los días vemos avances tecnológicos que nos extienden la vida, pero no necesariamente significa que estaremos 100% saludables. A veces hay complicaciones de salud que requieren de un cuidado constante. Esa es una preocupación que las personas temen y quieren evitarle a la familia”, agregó.

Una estrategia de cuidado a largo plazo puede autofinanciarse –es decir, que usted acumuló el capital suficiente para pagar mensualmente los servicios de cuidado y atención médica que necesita– o puede capitalizarse mediante pólizas.

Inicialmente estas pólizas eran poco atractivas, pues si las personas se mantenían saludables durante su edad productiva o ya durante el retiro, se entendía que eran una pérdida. El mercado cambió, y hoy día estas incluyen beneficios adicionales o híbridos, como cuidado a largo plazo, seguro de vida y provisiones que permiten retirar el dinero aportado para obtener liquidez inmediata en caso de que el asegurado pierda su empleo o su negocio se vaya a la quiebra.

Preocupación # 3: ¿Cómo garantizar mi liquidez a largo plazo?

Si los seguros de vida existen para atender el miedo de fallecer muy temprano, las anualidades existen para atender la preocupación de que vivirás mucho tiempo –y el temor de que se te acabe el dinero antes de lo esperado.

“Las anualidades tradicionales funcionan similar al Seguro Social: la persona aporta una cantidad cada cierto tiempo, se desprende del dinero y tiene la promesa de pago de la compañía de recibir una mensualidad por el resto de su vida o de la vida de su cónyuge”, indicó Rodríguez Torres.

Existen varios tipos de anualidades, incluyendo la diferida: en esta, la aportación se coloca en un instrumento de crecimiento que genera intereses y la persona elige cuándo desea comenzar a recibir el beneficio.

“Las anualidades, aunque tienen muchas variantes, son una herramienta de planificación bien importante porque provee la seguridad de un ingreso recurrente durante el retiro para complementar el Seguro Social y la pensión patronal –si es que se tiene. En los seguros de vida, seguros por incapacidad o seguros para cuidado a largo plazo, las personas tienen que ser asegurables (estar en buen estado de salud) al momento de adquirir esas pólizas. Pero si la persona ya presenta condiciones de salud, las anualidades son una opción de cara al retiro para capitalizar una estrategia de cuidado a largo plazo”, abundó Rodríguez Torres.

Preocupación # 4: ¿Cómo aseguro mi propiedad de eventos catastróficos?

Además de proteger su vida y su familia, una planificación completa incluye asegurar su propiedad –desde su residencia principal hasta su apartamento de playa, su auto o embarcación y su empresa– contra eventos catastróficos, como los desastres naturales.

“Cuando ocurren eventos catastróficos no estamos hablando solo de una pérdida material. Si no estamos preparados, el impacto económico también puede perturbarnos emocional y familiarmente. Si el evento ocurre en el negocio, la fuente de ingresos se ve afectada y eso trae consecuencias a nuestra vida diaria”, mencionó Katherine Betancourt Muriel, ejecutiva de cuentas en Popular Risk Services.

Puerto Rico, por su ubicación, está expuesto a huracanes, inundaciones, tsunamis y terremotos. Además, las casas y edificios comerciales desmejoran con el tiempo, independientemente del mantenimiento rutinario que reciban. Conociendo esa realidad, el paso inicial es consultar con un corredor de seguros para identificar la exposición a riesgos que tienen sus propiedades o negocios.

“Parte de nuestras funciones incluye hacer una visita de inspección para identificar las exposiciones –tanto personales como comerciales– del cliente. Para cada exposición discutimos las estrategias de manejo de riesgo y qué opciones tiene: si transfiere la exposición a una compañía aseguradora, si aumenta el deducible para que la prima sea menor, o si retiene la exposición porque tiene solvencia para sostener la pérdida”, detalló la licenciada Evelyn Rosa Morel, gerente de P&C Practice de Popular Risk Services.

Rosa Morel sostuvo que estas evaluaciones deben hacerse, como mínimo, anualmente.

Planifique a tiempo

Sienta la tranquilidad de saber que todo lo que valora está bien protegido. En Popular One cuenta con personal licenciado para ayudarle a proteger sus activos, prepararse para lo inesperado y proveerle esa paz mental que busca y necesita. Comuníquese con su banquero privado para orientarle.